lunes, 29 de abril de 2013

Aita te echo de menos.

Han pasado ya unos cuantos años pero la añoranza llama a la puerta cuando uno menos lo espera. Los recuerdos nos asaltan cuando menos lo esperamos y nos invaden con tanta fuerza y tanto sentimiento que parece que nunca hubieran existido dentro de nosotros.

Esta sensación parece que se adueña de ti. El sentimiento te coge por banda y te hace suyo completamente. te agarra el corazón a presión y no te suelta para que lo mantengas presente aunque pienses que jamas lo habías olvidado.

El recuerdo del que habla o mas bien de la persona es de mi padre. Hace un mes hicieron ocho años de su muerte y ayer en una ráfaga me vino a invadir su recuerdo, su falta, la necesidad de su presencia a mi lado. El sentir que en un momento importante para mi vida desearía que estuviera a mi lado para hacer mas bonito este día tan significativo para mi.

Son solo deseos que no se pueden cumplir. Ya murió tenemos con nosotros siempre el pensamiento y la presencia suya que nos acompaña de continuo. Se que desde su partida no nos ha abandonado pero yo se ahora que mas que nunca necesito que este a mi lado.

En pocos meses va a ser mi boda, un día marcado para mi y mi ser me dice que le hubiera encantado que siguiera vivo para poder estar conmigo y con toda la gente que aun le echa de menos. Yo se que la primera es mi madre porque nadie le ha querido como el. Yo soy su hijo y por eso también le hecho de menos.

Se que en ese día su presencia se notara entre todos los que estemos allí. También se que no me sentiré solo porque mis amigos me acompañaran y harán mas feliz ese día para mi. 

Al final la vida sigue adelante. Curamos las heridas pero nuestro cuerpo y nuestro ser sigue recordando a las personas queridas que han marcado nuestra vida. A la gente que seguimos recordando es por algo. No se recuerda porque si. La gente nos hace mella, nos llega al alma.

Al final de la forma mas sencilla la gente entra en nuestra vida y nos la marca. Podemos negar lo que sentimos pero los sentimientos siempre se guardan. Este cuerpo nuestro es un gran ordenador que guarda en todos los recodos lo que hemos sentido.

Nadie es indiferente al trato humano. Si lo fuera dejaría de ser humano. Esta capacidad de sentimiento y de comunicación es lo que nos hace grandes, no los logros que podamos obtener.