domingo, 3 de junio de 2018

Un Gran Dolor

Hola Aita

¿Cuánto tiempo ha pasado ya? ¿Cuánto tiempo desde tu enfermedad? ¿Cuánto tiempo desde tu muerte?
Van pasando los años y el tiempo dice que está lejos lo que paso pero los hechos y palabras que dejaste aquí antes de irte me demuestran que vives todavía muy cerca de mí.
Tus palabras de impotencia y de incomprensión, de odio hacia el exterior, esas que lanzaste presa de todo el dolor que tenias fueron lapidas que nos dejaste a los que te queríamos aquí.
Fueron palabras y hechos que no podemos defender porque nadie de los que las escucharon les quieren poner cuerpo, nadie quiere volver a pensar en el que se murió y ver lo mal que se sentía y pensar que él también se puede sentir igual.
Yo comprendo tu malestar, tus palabras; lo que no pude entender nunca fue el hecho de que te dedicaras a esparcirlas sin ton ni son y dando a entender que eran los demás los que te dañaban.
Tú en tu impotencia deseaste tu muerte Aita, nadie mas. Yo comencé a quererte cuando te puedo conocer y ese fue para mí el mayor regalo que me dio tu enfermedad; el regalo de poder conocerte y aprender de ti.
Poder saber de alguien que no conocía y al que más que amor le tenía temor. Al final en esta vida todo son lecciones Aita pero la tuya la comprendiste al final.
Trataste de huir, de alejarte, de todo aquello que no podías afrontar que no era como tú querías. Tu impotencia era cada vez mayor y tu libertad estaba coartada por los demás.
Llegaste a odiar todo lo que habías amado y a amar aun más todo lo que habías odiado. Nunca quisiste comprender que tú eras el artífice de tu vida y en tu situación desesperada solo quisiste echar balones fuera. ¿Por qué?
¿Por qué todos eran los culpables? ¿Por qué todos sin excepción? En donde quedo tu responsabilidad de ponerte en tu sitio. En donde quedo tu amor por ti.
Todos te queríamos y no te queríamos perder.
Pero, ¿Cómo podías pretender que estando enfermo terminal te abandonáramos? ¿Esa era tu tranquilidad? ¿Ese era tu regalo?
No hubieras preferido mejor que nos muriéramos todos a tu alrededor para así tu recuperar tu paz. No hubieras preferido mejor afrontar tu verdad y curarte.
Crees acaso que la Ama, Aritz o yo lo pasamos mejor.
¿Se te ha olvidado lo que paso durante tu enfermedad?
¿Sabes lo que ha pasado después de tu muerte?
¿Sabes cómo nos hemos sentido?
Ahora que tu no estás siguen sonando en la gente que les dijiste los reproches que hiciste a tu mujer e hijos. ¿Qué culpa tuvieron ellos? ¿Que quisieron ellos para ti?
Nos has querido y nos quieres Aita pero el legado de tus palabras va a ser una losa difícil de superar. Va a ser algo difícil de explicar porque sabias a quien se lo decías, pero no sabias como iban a reaccionar.
Hay algo que tengo claro Aita gracias a ti.
NO QUIERO SER MARIONETA DE NADIE.
QUIERO HACER LO QUE ME SIENTA FELIZ.
VOY A HACER LO QUE ME LLENE DE VERDAD Y SIN OBLIGARME CON NADIE.
Tú has sido una lección y lo sigues siendo porque al final nos has dejado el camino para aprender. Como a un buen maestro se le agradece la lección después de haber aprendido y aun estoy en el proceso.
Empiezo a comprender las cosas, tengo que empezar a cambiar los hábitos y los reproches y el victimismo.

Te quiero Aita.

Gracias por ser mi compañía todos los días.


Besos y un abrazo de parte de todos. Has dejado un gran recuerdo en todos y mucho amor.