Se escuchan los
primeros acordes de una melodía que hace años recorre mis venas y por ende todo
mi ser. Agarro fuerte los palillos para transmitir lo que siento a esa parte de
mí que es mi tambor. Tantos años de la misma costumbre, de la misma melodía y
pasa el tiempo y siento que no cambia el sentimiento.
Tanto tiempo que he
escuchado esos acordes junto con esos tambores y barriles y aun así no decrece
el furor ni la alegría que tiene este día tan especial para mí. Ahora desde la distancia
lo añoro mas, lo echo de menos mas, pero estoy tranquilo porque sé que toda la
gente que quiere esta fiesta que es de todos los donostiarras y mía la
mantendrán siempre viva y siempre alegre.
Este día que celebramos
el orgullo de ser de donde somos y que no nos da vergüenza admitir que somos de
la ciudad más bonita del mundo, que formamos partes de un océano del cual
nosotros somos solo una perlita. Una perla humilde en su belleza y grande por
los corazones que la componen.
Me siento orgulloso de ser
Donostiarra y pertenecer a esta ciudad tan bonita. Ahora con el tiempo y
sintiéndome lejos de mi patria chica siento que estoy más cerca de mi gente
gracias a los acordes de esa marcha que mi cuerpo recuerdo a diario.
Soy Donostiarra y estoy
muy orgulloso de serlo.
Mi ciudad está en mi
corazón y todo lo que he dejado allí también.
Cierro los ojos y me
imagino con todos vosotros tocando el tambor o el barril, cogidos los palillos
y tocando con todo mi ser para transmitir a todo el que me quiera escuchar el
orgullo de ser Donostiarra y saber que nuestro himno echo canción nos
representa y nos hace querer a nuestra ciudad.
Hoy desde la distancia
os quiero desear a tod@s un felizísimo días de San Sebastián.
BAGERA GU ERE BAI, GU
BETIZ BETI ALAI, BETI ALAI.
Gora gu ta gutarrak.