viernes, 18 de febrero de 2011

Cancion del Pirata

El otro dia le toco a una cancion de Mana, ahora quiero poner en estas lineas un poema de mi juventud. Unas bellas lineas que encendian mi corazon y hacian correr mi imaginacion. Versos cargados de fuerza y de expresividad.

Antes de ser adolescente los recuerdo y despues ya siendolo los gritaba en voz alta como si fueran una llamada a la guerra. Estos versos recorrian mis venas, encendian mi mente y llameaban todo mi ser. Era como provocar una explosion.

En mis años jovenes la poesia me encantaba. Recuerdo haber leido de joven mucha poesia. Tambien recuerdo haberla escrito, paginas y paginas. La verdad muchas las regale y ahora no tengo tantas ganas de escribirlas.

Mi viejo amigo seguro que las seguira guardando. Tantas que le mande. Eso si escribiendo poesias a todo lo que se me ocurria. Si, lo reconozco tambien he sido un romantico empedernido que ha escrito mal poesias a sus amores platonicos.

Hasta hace bien poco la verdad lo he hecho y no me arrepiento. Esa ilusion del romanticismo te da una chispa especial, una especie de halo eterno. Pero llega un momento que no es real y que solo se trata de un juego.

Y al final de los juegos tambien nos aburrimos. Nos toca abrir los ojos, soñar despiertos y ver lo que nos depara la vida. Los deseos en un trozo de papel o delante de una pantalla de ordenador no son reales. Al final hay que materializar los deseos.

El sueño se tiene que hacer realidad, el sueño tiene que tener su reflejo en la vida.

Os dejo con los bellos versos de Espronceda. Espero que os gusten.

CANCIÓN DEL PIRATA  

Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín;

bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.


La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul; 

y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul;


—«Navega velero mío,
 sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza,
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

 
»Veinte presas
hemos hecho
a despecho,
del inglés,
  »y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

 »Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.


»Allá muevan feroz guerra
 ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

 
»Y no hay playa
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
   »que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

 »Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.


»A la voz de ¡barco viene!
 es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

 
»En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:
  »sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

 »Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.


»¡Sentenciado estoy a muerte!;
 yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena
quizá en su propio navío.

 
»Y si caigo
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
  »cuando el yugo
de un esclavo
como un bravo
sacudí.

 »Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.


»Son mi música mejor
 aquilones
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

 
»Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
  »yo me duermo
sosegado
arrullado
por el mar.

 »Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar».
 
 
José de Espronceda, 1840 

Conflictos

¿Existen los conflictos? ¿Nos sentimos conflictivos?

Se que podemos responder a las dos preguntas que si, lo que ocurre es que nos han enseñado a callarnos, y nos han hecho creer que seremos mejor valorados si nos callamos y no nos quejamos. Asi vamos creando situaciones de rabia e impotencia.

Nos han hecho creer que es mejor callarse lo que uno se piensa porque se puede ofender. Y nos han enseñado a exteriorizar esa ofensa a espaldas de quien nos ofende. Vivimos en el mundo de la ocultacion y el secretismo.

Nos tenemos que callar lo que pensamos, no nos podemos quejar. Tenemos que ser animales de manada para que nos quieran. Menudo chantaje que tenemos! Menuda educacion que nos han inculcado!

Se comprueba con el paso de los años que esta educacion no da el resultado correcto. Tanto callar, tanto retener nos pone enfermos. Nos crea frustracion e impotencia. Nos hace sentir debiles y nos quita energia y ganas de vivir.

Nos han enseñado a que hay que ser conciliador pero sin conflicto. Entonces, ¿como tenemos que mostrar nuestro desacuerdo? ¿cual es nuestra salida posible? ¿tenemos asi algun derecho?

Esta educacion y esta sociedad poco a poco coarta nuestra libertad, nos hace libres de pacotilla. Es una libertad de boca pequeña. No podemos decir lo que pensamos abiertamente. Si lo decimos tiene que ser con personas que piensen como nosotros.

Porque sino seremos juzgados, vilipendiados por los que defienden la toleracia. Es demasiado ironico esto para escribirlo en estas lineas pero es la realidad. Debemos de comernos nuestro veneno, callarnos lo que pensamos y ademas admitirlo.

Nadie en su sano puede permitir sentirse coartado. Nadie puede permitir que le chantajeen sus sentimientos por lo que piensa. Esa vieja idea de que se va ser querido por lo bueno que se sea. Creo que la recordaremos todos.

Eso es un chantaje en toda regla, una forma de maltrato. Podemos querer pensar que no, pero la verdad es que si. Al pensar en esto ya se que nos duele. Nos duele pensar que nos han hecho daño y nos duele pensar que no hemos podido ser libres.

Somos libres de decir lo que pensamos. Si, ya se que surge la otra pregunta, ¿como decirlo? Si, conviene medir las palabras pero hay que decirlo y que no sea por venganza pero creo que a estas alturas somos todos conscientes de ello.