jueves, 8 de enero de 2015

Ya son 7 años.....

Como pasa el tiempo!!! Sin darnos cuenta los seres queridos se mueren y los vamos dejando atrás. Parece como un sueño que sucede en un segundo y al final se convierte en una eternidad.

Esas lagrimas que deje en el camino cuando murió mi abuela, me traen cada día a la memoria todo lo que la quería y quiero. Todos los momentos de cariño que tuve con ella y lo mucho que la quería y quiero.

No la puedo olvidar porque fue y es alguien importante en mi vida.

La llevo siempre conmigo y aunque por momentos la puedo olvidar se que desde donde esta me sigue cuidando, me sigue observando y me sigue queriendo.

Ahora sé que estará más feliz desde que se fue mi abuelo también.

Ya en unos días un año desde que se murió el aitona José. En este caso no es solo pena por mí sino también por mi mujer que fue la que le cuido en sus últimos años de vida.

Pena fue que se murieran los dos pero más pena me dio como se murieron. Me entristeció verlos morir porque ya no tenían ganas de vivir. Es triste vivir así sin ánimo, sin alegría.

Triste llegar a una edad en la que te sientes impotente y has perdido tu autonomía y no te puedes valer por ti mismo. Perder tus capacidades físicas y mentales y sentirte solo.

Este parece que es el sino de esta sociedad moderna. Una sociedad en la que prima el ego por encima de todas las cosas y que es primero el uno mismo antes que los demás.

Se me hace duro pensar cuál puede ser el futuro que nos espera cuando ya no nos preocupamos de nuestros mayores y dejamos que crezcan solos nuestros niños.


Espero que mis hijos puedan tener abuelos como los que conocí y tuve. Abuelos con los que poder compartir todo y con los que poder estar.