Espiritu

El tarrito de nuestras esencias, el centro de nuestro ser. El lugar en donde se mueve todo lo que somos y lo que sentimos. Llevo leido tanto estos dias sobre el y me doy cuenta ahora de todo lo que lo maltratamos. El que nos guia y nos quiere llevar, nosotros lo olvidamos.

Nos dedicamos a ignorar lo que nos puede liberar. No hay mayor alegria que un espiritu libre, sin malicia, sin nada que demostrar. El espiritu que nos recuerda que no tenemos que ser necesariamente adultos. Que nos enseña nuestro verdadera cara.

Poder vivir con la seguridad de que no tenemos que demostrar nada, que podemos ser nosotros mismos y que nada va a cambiar lo que hagamos. Poder vivir sin juzgar ni ser juzgados. Poder ser quienes somos de verdad y no tener que crear mascaras para agradar al resto del mundo.

En este mundo tan civilizado y tan educado que hemos creado el stress, la competitivad. Tanta modernidad y estamos enfermos de vivir. Ahora que deberiamos tener mas tiempo para nosotros mismos vivimos ignorandonos, escondiendonos sin ser reflexivos con lo que somos.

Este mundo tan ironico en el que vivimos. En el cual en vez de avanzar retrocedemos. Sabemos cada vez mas de nuestro exterior pero nuestro interior lo ignoramos.

Hemos creado y guardado nuestros miedos dentro de nosotros. Les hemos dado poder sobre nosotros y ahora no nos creemos capaces de controlarlos. Vivimos mendigando amor y siempre conteniendo nuestros deseos.

Se nos ha olvidado lo que es vivir, ya no nos acordamos de lo que es soñar. Nos creemos todos los bocados de realidad que nos mandan. Hemos perdido nuestro mayor don; poder soñar despiertos. Nos hemos olvidado de disfrutar la vida y de vivir el momento.

Tenemos que convertirnos en bebedores de tiempo. Poder vivir tranquilos tanto para fuera como para adentro. Poder vivir el propio silencio de forma alegre. Poder convivir con nosotros mismos sin miedos ni rencores.

Poder liberarnos de todos los pensamientos que nos han inculcado, de palabras cargadas que nos han enseñado y poder vivir sin juzgar ni ser juzgados. Libres, en paz y con total alegria de saber que no podemos dañar y no nos dañaran.